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Responsabilidad Social
Barrio San Francisco cuenta con 800 árboles nuevos
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02/05/2016

Familias damnificadas y niños de todas edades participaron de la plantación de 800 nuevos platines en el futuro barrio San Francisco, en Zeballos Cué. A esta jornada asistieron también autoridades nacionales, municipales, como así también, miembros del directorio ejecutivo de la ITAIPU Binacional.

Un sábado diferente se vivió en el futuro barrio San Francisco. Familias damnificadas, esperanzadas en contar con una de las mil viviendas del Complejo Habitacional, – que será construido en el predio del RC4- , participaron de la plantación de 800 plantines, de los cuales 400 unidades son del Vivero Forestal de la ITAIPU y la otra mitad fue donada por el concejal de la Municipalidad de Asunción, José Alvarenga.

La reforestación y enriquecimiento de especies nativas se dio en una zona sin vegetación espesa. De esta actividad participaron diputados, ministros del Poder Ejecutivo y concejales de la municipalidad de Asunción, quienes constataron que no existe área boscosa en el lugar ni peligro ambiental, tal como argumentan un sector de la cámara de Senadores, para frenar el proyecto que brindará 1.000 viviendas.

Dany Durand.

En esta jornada ambiental, los legisladores escucharon el clamor de las familias, a quienes les urge contar con una vivienda digna. El diputado Dany Durand, en su calidad de presidente de la Comisión de Obras de la Cámara Baja, conversó con las familias damnificadas interesadas en la construcción de las 1.000 casas, como así también con un sector de Zeballos Cué, quienes se oponen al proyecto, alegando daño ambiental.

Al respecto, Durand, expresó: “Vinimos a ver in situ el proyecto San Francisco, ya teníamos las imágenes satelitales y vemos que en estas 17 hectáreas hay poca arborización, no vemos ningún daño ambiental, es más, se están plantando especies nativas”.

Destacó que el proyecto brindará viviendas dignas a las familias, que desde hace años sufren los efectos de la inundación, y calificó de emblemático al proyecto San Francisco, porque no sólo es construcción de 1.000 casas, sino un mejoramiento integral de la zona.

Equilibrio

James Spalding.

El director general paraguayo de la ITAIPU, James Spalding, anunció que se tiene previsto la plantación de 6.000 árboles, de los cuales 400 unidades de plantines, de especies nativas, de alto valor ambiental, fueron plantados en un sector de las 17 hectáreas.

“Se debe balancear entre la necesidad de la población y el medio ambiente. Inclusivo hay un dictamen de la SEAM, que no hay impacto ambiental negativo. Tenemos también la aprobación del Consejo de Administración Binacional de la ITAIPU, tenemos los recursos, el Presidente Cartes tiene la voluntad política y existe necesidad de contar con viviendas dignas”, manifestó Spalding.

Puntualizó que el proyecto San Francisco no resolverá todo el drama social que existe en las zonas inundas, sin embargo, indicó que existen otros proyectos, llevados adelante por SENAVITAT y el Gobierno, que irán dando soluciones a otras zonas bajas.

“El proyecto San Francisco es una complementación, que hace la ITAIPU, al programa de viviendas que tiene el Gobierno”, acotó.

Enfatizó que hasta el momento se realizaron trabajos de limpieza y marcación del predio, y sólo se aguarda la aprobación de los planos, por parte de la Municipalidad de Asunción.

En este sentido, afirmó que hay buena recepción con la Junta de Asunción y también se está conversando con los asesores del intendente de Asunción. “Hay proactividad y las ganas de hacer las cosas como corresponden”, concluyó.

Aprobación

Pedro Domaniczky.

Por su parte, el director de coordinación ejecutivo, Pedro Domaniczky, indicó que sólo se necesita de la aprobación de planos, por parte de la Municipalidad de Asunción, para dar inicio a las obras civiles y cumplir con el compromiso de entregar las 1.000 casas para diciembre.

“Será un trabajo integrado, en armonía con la parte ambiental y social. El barrio contará con ductos, cañerías, planta de tratamientos de efluentes, sistema eléctrico subterráneo, iluminación led, servicios básicos de primer nivel, fuentes de empleo, mejoramiento de escuelas, centro de salud, etc. Será un barrio modelo, que puede ser replicado en otras zonas donde se construirán viviendas”, concluyó.

No durmieron de frío

Aída Ramona Giménez.

En el rostro Aída Ramona Giménez refleja una vida de lucha y de carencias. Tiene 42 y, desde que recuerda, lleva 39 años mudándose en cada crecida del río Paraguay.

“Cuando era chica vivía con mi mamá cerca del Mbiguá, después me acompañé y me fui al Barrio San Jorge. Me mudé tantas veces que, prácticamente, no tenemos nada, todo se perdió. Para mí sería un sueño ser adjudicada con una de las casas del barrio San Francisco”, indicó.

Comentó que lleva dos años viviendo en el refugio y con la primera entrada de frío sufrieron bastante, ya que la delgada pared de su casa de madera no protegía de la baja temperatura. “Hubo noches que no dormimos, prendimos el brasero y tomamos mate para poder soportar el frío”, relató.

Abrir corazones

 
Marta Arcenia Giménez.

Marta Arcenia Giménez tiene 18 años, es madre de dos hijos, su esperanza es contar con una casa digna, porque toda su vida se mudó en cada crecida. “Siempre me mudé y ya no quiero que mis hijos pasen por lo mismo. Sé que hay gente que no quiere que se construya el barrio, y ojalá que abran sus corazones y vean nuestra necesidad. Que nos den oportunidad de tener una casa”, señaló.

Vivir así, no es vida

María Jazmín Ramírez.

María Jazmín Ramírez tenía su casa en Santa Rosa, Trinidad. Es madre de dos hijos y hace más de dos años vive en el refugio de la RC4. “No es fácil dejar tu casa y tampoco vivir en los refugios. Vivir así no es vida, no podemos mejorar nada, no podes tener plantas. Tengo dos hijos, mi hija no puede salir al sol por un problema de salud y vive encerrada. Le rezo a Dios todos los días para que me salga una vivienda”, señaló.

Destacó que un sector de Zeballos Cué no les quiere tener como vecinos, por el simple hecho de que son humildes.

Las tres entrevistadas incluso contaron, como anécdota, que tampoco querían que sus hijos vayan a la escuela pública y hasta llegaron a pedir a la directora que no matriculen a los niños damnificados, sin embargo, la autoridad educativa no permitió que haya discriminación alguna.