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Comunidad indígena se suma a participación protagónica
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03/10/2011

Marcial Martínez, Cacique de Naranjaty Ko’e Pyahu de la reserva Ñacunday, en representación de su comunidad, participó en el encuentro realizado el 30 de setiembre en la localidad de Torocuá, en la ocasión manifestó que están sumamente interesados en el emprendimiento que se lleva adelante con la Mesa de Participación Protagónica.

La expectativa más común según Martínez es la de ser atendidos por el Estado paraguayo en sus necesidades más sentidas como la falta de asistencia sanitaria, camino y auxilio alimenticio.

Señaló que por más de que ellos tienen autorización para la caza tradicional con fines de subsistencia, a veces no es suficiente para la obtención de alimentos, porque ya no son muy abundantes los animales silvestres y que tampoco pueden cultivar en ese lugar por ser una reserva. “Necesitan tierra y semillas para cultivo de consumo, en cuanto al agua aun la contamos con nacientes naturales sin contaminación”, aseveró.

Este grupo es de la parcialidad Mbyá Guaraní, con ramificaciones familiares en los Departamentos de Itapúa, Caaguazú, Caazapá, Misiones - Argentina y sur del Departamento del Alto Paraná. En la reserva del Parque Nacional Ñacunday, se encuentran asentadas 15 familias, según mencionó el líder nativo.

Por otro lado, explicó que otra de las necesidades más urgentes es la documentación, ya que para hacerse de cédula de identidad y partida de nacimiento deben recorrer largo trayecto hasta la capital distrital y luego llegar a Ciudad del Este. Comentó que el costo del pasaje es de 40.000 guaraníes, siendo muy elevado para ellos, situación que se agrava actualmente ya que por el lugar no pasa más ningún transporte público. “Se debe recorrer largo trayecto a pie para tomar el ómnibus”.

Recordó que se les hace muy difícil realizar gestiones en la capital del país, para el tema de salud, porque no existen como ciudadanos y que por esto tampoco “pueden acceder a ningún trabajo, ni siquiera faenas ocasionales propias de las estancias de los karaí o conseguir beneficios en la Argentina, porque son indígenas paraguayos sin identidad”.

En cuanto a la asistencia sanitaria, aclaró que suelen recibir visitas del puesto de salud de Puerto Paranambú, localidad ubicada más al norte de Río Paraná, pero necesitan un puesto más cercano, también escuelas, ya que los niños y jóvenes recurren hasta Torokua´i, para estudiar.

El Cacique, valoró el gesto de acercamiento a través de la Itaipu y espera los trabajos de los organismos del Estado para cubrir las necesidades más inmediatas de su comunidad y otras del vecindario. Resaltó que están en una región con riquezas naturales aun muy lindas como el Parque Nacional Ñacunday, que es todo un signo de vida para ellos, por la selva y el agua, pero que faltan los medios y asistencia para superar las necesidades básicas.

Una articulación en pro de la soberanía nacional

Lucio Benítez, dirigente campesino de la zona, expuso que la Mesa de Participación Protagónica, prácticamente están recibiendo a domicilio la posibilidad de ser atendidos por las instituciones públicas.

Explicó que actualmente las tierras en disputa en la zona de Ñacunday, configuran una cuestión de soberanía nacional, luchar por recuperar el patrimonio del Estado así como la tierra para las comunidades campesinas y todos los que quieran trabajar y vivir del campo.

Recordó que siguen con expectativa los trabajos de regularización de tierras que debe llevar adelante el Gobierno actual a través del Instituto Nacional de Desarrollo Rural y de la Tierra (INDERT), que también está formando parte de la Mesa de articulación, apoyada por Itaipu Binacional.

El dirigente campesino, reiteró la necesidad de acelerar los trabajos de apertura de caminos, porque las maquinarias destinadas al lugar por el Ministerio de Obras Publicas y Comunicaciones (MOPC) tropezaron con falta de combustibles y desperfectos técnicos, especialmente para terminar el tramo que une Chacore’i - Primera y Segunda Línea.

Recordó a las autoridades del (MOPC) que los trabajos se contemplan por plazo y sería lamentable que retornen sin terminar las tareas. Aclaró que ese trayecto de camino vecinal está siendo trabajado luego de 18 años de abandono por parte de las autoridades nacionales.

“En esta oportunidad podemos aprovechar que la Itaipu Binacional está moviendo a las instituciones del Gobierno central para atender a estas abandonadas regiones a través de la Mesa de Participación Protagónica”, dijo.

Finalmente, Benítez lamentó el abandono de los últimos bastiones de población paraguaya en medio de inmensos sojales y que se le condenó a la extrema pobreza, a causa del abandono del Estado. A modo de ejemplo mencionó que las poblaciones de Torocuá y Torocua’i, están arrinconadas prácticamente por la barranca del Paraná, sin las mínimas condiciones de dignidad humana.

Alegó que están dispuestos a defender la soberanía nacional sin sectarismo ni banderías, al tiempo de valorar la resistencia que están haciendo los connacionales e “incluso los inmigrantes solidarios con nosotros y que también muchos de ellos son perjudicados en extremo por las transnacionales de la soja y la destrucción ambiental”.

Destacó también que la perspectiva es aun grande con el Gobierno actual, y que la realidad más triste es la falta de agua, porque no se puede cavar un pozo en Torocuá al estar sentada sobre un subsuelo rocoso, y la única naciente de agua potable que abastecía a la comunidad fue arrasado hace un tiempo por los sojales.

“Estamos sin agua potable, y tenemos que resignarnos con agua contaminada y no podemos disponer suficientemente ni siquiera para las huertas familiares, ni cría de animales en medio de agrotóxicos, además de la estrechez de parcela de tierra que les toca a las familias campesinas”, indicó.

La voz de las mujeres

Virginia Bareiro, activa mujer en la organización de su comunidad, agradeció la presencia de Itaipu por la conformación de la Mesa de Participación, “porque anteriormente no se tenía interés por la gente de la zona sur del Departamento, se pensaba que todo era progreso, comercio y plata en Alto Paraná, sin embargo, se extendió la población con diferentes necesidades en la región”.

“Es como si fuera que estamos detrás de un paredón, como es la extensión de miles de hectáreas de soja y nosotros arrinconados aquí en Torocuá en la barranca del río, 53 familias paraguayas hacinadas en 77 hectáreas de tierras sin agua, sin puesto de salud, y casi sin energía eléctrica”, expresó.

“Saquemos la cuenta, 77 hectáreas para 53 familias con numerosos hijos, detrás de 70 mil hectáreas de soja de una sola persona, la relación es vergonzosa”, agregó.

Para la sobrevivencia, la mayoría se rebuscan en el lado argentino, para buscar trabajo, la escuela y las documentaciones, hospitales y todas las necesidades básicas, según refirió la líder comunitaria.

Reclamo de la juventud

Por su lado, Irene Daniela Galeano, portadora de la inquietud de la joven generación del lugar, reclamó especial atención a la educación y la creación de condiciones básicas para evitar la migración de la juventud y la población en general.

La adolescente de 14 años, que cursa el noveno grado, ve con preocupación la permanencia de muchas familias de la comunidad y explicó que sueña por el progreso para la misma, con tierras suficientes para trabajar, formación técnica, proyectos para el desarrollo, organizaciones juveniles y lugares para la recreación para evitar la emigración masiva.

“Lastimosamente vemos mucha migración si no es a la ciudad, es al extranjero, y ocurre mucha desintegración de la familia, si bien debemos salir para proseguir los estudios, en el caso de la formación universitaria, uno ya es un poco grande a esa edad y se defiende mejor, además no pierde el vínculo con su gente, pero cuando salen familias enteras, por falta de oportunidades, es muy triste para toda la comunidad”, recalcó. Apuntó que de ahora en más, esperan ser llevados en cuenta por las autoridades y no queden más aislados estos lugares del país de los programas de gobierno.