Responsabilidad Social
Damnificados abogan por un “sí, a las mil casas” del barrio San Francisco
19/04/2016
Más de 450 familias damnificadas marcharon pacíficamente, por la avenida principal de Zeballos Cué, hasta el predio donde se construirá el futuro barrio San Francisco. Durante la caminata, elevaron una oración para sensibilizar a los políticos, como así también a los propios vecinos de la zona, sobre la imperiosa necesidad de contar con soluciones habitacionales definitivas. “No somos delincuentes, somos familias humildes que sólo necesitamos un lugar donde vivir”, era la frase que iba de boca en boca entre las personas, todas ellas damnificadas, que en la noche del lunes realizaron una marcha, a fin de pedir que no frenen la obra del futuro barrio San Francisco. Expresaron que en el espacio donde será construido el barrio modelo, con mil casas para los damnificados, no existe área boscosa espesa, y que todos lo saben, sin embargo, a instancia del Senado, se presentó y posteriormente se ratificó el proyecto de ley “Que declara área silvestre protegida con la categoría de manejo de reserva Ecológica Zeballos Cué”. En semanas más, la Cámara de Diputados volverá a revisar el documento, ya sea para aprobarlo o rechazarlo, motivo por el cual, las familias bañadenses abogaron a que se dé continuidad al proyecto de las mil viviendas del barrio San Francisco, atendiendo que no existe ningún daño ambiental. Fue así que los damnificados hicieron una marcha pacífica, hasta llevaron a sus santos en andas y concluyeron la caminata, con el rezo del Padre Nuestro. A continuación, publicamos algunas historias de los damnificados y la importancia que tienen en sus vidas, la posibilidad de contar con una casa propia.
Dos años en el refugio
Teníamos todo, ahora nada
Víctor Manuel Riveros recordó cómo era su vida antes de la inundación. “Teníamos una casita, con un patio grande y lleno de árboles. Criábamos chanchos y gallinas que nos servían para comer y para vender. Tenía también un caballo, porque soy reciclador, pero de golpe subió el río y una madrugada amanecimos bajo agua, la mayoría de nuestros animales murieron y semanas después, mi casa se derrumbó. Ahora no tengo casa y soy padre de cuatro hijos”, contó Víctor. Comentó que hace dos años vive en los refugios y la vida no es fácil. “Cada vez que hay temporal nosotros rezamos para que no vuelen nuestras terciadas. Sólo los que no tenemos casa, sabemos ese sufrimiento cada vez que hay viento fuerte. Y cuando surgió la noticia de que se iba a construir el barrio San Francisco, pensé que por fin íbamos a tener una oportunidad”, expresó el reciclador.
Por el futuro de su hijo
Por sus nietos Nidia Barrios es la típica abuela paraguaya, que al terminar de criar a sus tres hijos, ahora se hace cargo de 7 nietos. Vivía en una humilde casa camino al Mbiguá (barrio San Miguel) y perdió todo. “Yo me negaba a salir, pensaba que la crecida iba a parar, rezaba todos los días para que pase eso, pero un día amanecí con el agua hasta la rodilla, mis pocas cosas se destruyeron y hace dos años vivo en el refugio, con mis nietos”, contó la abuela.
Perdió su carpintería Rafael Benítez vivía en la zona baja del barrio Tablada y se mudó a uno de los refugios, hace tres meses. “La crecida fue mortal para mí. Yo soy carpintero, la gente dice que somos marginales, delincuentes, pero es mentira, de todo estamos en el refugio. En mi caso, tenía mi carpintería y tenía mis clientes, ahora no tengo ni lo uno ni lo otro. Perdí, por ahora, mi oficio, pero como tengo motocarro, ahora me dedico al flete”, contó el damnificado.
Difícil situación Martha Ramírez vivía en el barrio San Roque, le llegó el agua y se instaló en uno de los refugios. “No es fácil vivir de la forma que estamos viviendo, hace dos años estoy así. Tenía mi casa propia, pero se quedó bajo agua y me trajeron en el refugio con mis dos hijos. No es fácil vivir en este lugar, mis hijos no saben lo que es disfrutar de un patio, de jugar libremente porque vivimos todos ojo´aripa (encimados)”, contó Martha. |