Motor del desarrollo nacional con rostro humano

Responsabilidad Social
Damnificados claman por una vivienda digna
Tamaño de la letra
16/06/2016

Familias damnificadas de la Chacarita y de la zona de Zeballos Cué, desesperados por la situación que viven actualmente, apelaron al sentido humanitario de los diputados y pidieron que rechacen el proyecto de Ley que declara “zona de área silvestre protegida”, y se dé inicio a las obras de las 1.000 viviendas.

La lluvia no les frenó para caminar cuadras y cuadras, otros lo hicieron en motos y en bicicletas. Empapados y con frío llegaron hasta el lugar donde se pretende levantar el barrio San Francisco, en Zeballos Cué, para pedir el cese de las trabas políticas, que dilatan el inicio de las obras del conjunto habitacional San Francisco, que contempla la construcción de las 1.000 viviendas.

Eran miembros de las familias damnificadas de la zona de la Chacarita, como así también del Refugio del RC4. A ellos se les sumó también los pobladores humildes de la zona, que jamás tuvieron oportunidad en acceder a una vivienda propia. El clima adverso no frenó el espíritu de estas familias.

“En nuestra casa de terciada, llueve más adentro que fuera. Es mejor que nos mojemos bien y que los políticos se den cuenta que existimos, que no somos simples votos en épocas electorales. Que vengan un día a vivir en nuestras casas, para ver si aguantan”, expresó don Lucio, del barrio San Pedro, de la Chacarita.

Durante el encuentro de estas familias se escucharon historias de vida muy sufridas. Igualmente, apelaron al consejo de no exponer a los niños a las inclemencias del tiempo, en futuras movilizaciones, a la espera de que la Cámara de Diputados estudie y posteriormente rechace el proyecto de Ley que declara al predio del RC4 como “zona de área silvestre protegida”.

En medio del encuentro de estas familias, Carlos Ortellado, del Refugio del RC4, expresó: “En el predio donde se construirá las 1.000 casas no hay árboles. Cualquiera puede venir a ver. Esto era un yuyal lleno de basuras. No hay área verde”.

Reza, cada vez que llueve

Claudelina Martínez.

María Claudelina Martínez se dedicaba al reciclaje en la zona de Tablada. Es madre de cuatro hijos y tuvo que mudarse en el Refugio del RC4.

“Cuando hay tormenta, comienzo a rezar. A mis hijos les suelo esconder debajo de la cama o de la mesa, porque en cualquier momento nuestra casa de madera se puede caer sobre nosotros. Cuando llueve, gotea como un colador, porque no tenemos zinc, sino techo de eternit y es muy frágil. Necesito de la vivienda. La casa que tenía en Tablada ya no existe.
La inundación la echó por completo. No sé dónde irme, cuando nos quiten del refugio”, expresó María.

Con dolor, comentó que una de sus hijas padece actualmente una fuerte depresión, por la carga emocional que vivieron durante el proceso de mudanza, a raíz de la crecida del río Paraguay, y porque ya no tiene una casa, donde estar tranquila.

Irma Morales.

Desesperación

Irma Morales, es madre soltera y lleva dos años viviendo en el refugio. “Cuando me llegó el agua fue un desastre. Soy mamá soltera y estuve sola, no tenía nadie quien me ayude. Sola comencé a quitar mis pocos muebles. Menos mal que conseguí un lugar en el refugio, pero en estos días de frío no se aguantaba. Alguna vez queremos tener una vivienda digna”, manifestó.

Apoyo a las familias

Cristina Maciel.

Cristina Maciel no es damnificada, pero aclaró que nunca tuvo casa propia. “Yo vivo en casa ajena y es lo peor. En casa vivimos tres familias (tipo inquilinato) con mis hijos estamos todos en una misma pieza y el baño es compartido. Le apoyo a esta gente que quiere para su casa, porque yo también quiero y ojalá el Gobierno brinde más proyectos de viviendas sociales”, indicó Cristina.