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Responsabilidad Social
Entregan kits a internos de Tacumbú
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06/12/2013
Los internos de los pabellones Remar, Libertad y Adventista recibieron kits de aseo consistente en cepillo de diente, desodorante, toallita, jabón y shampú.

Itaipu Binacional, a través de la Fundación Vuelve a Soñar, donó kits para aseo personal a los internos de la Penitenciaria Nacional de Tacumbú. Aproximadamente 1.400 presos de los pabellones Remar, Libertad y Adventista fueron beneficiados y se mostraron agradecidos por el gesto de solidaridad.

Un jabón de tocador o una pasta dental pueden marcar la diferencia dentro de la Penitenciaria de Tacumbú, artículos básicos de aseo personal accesibles para todos, no así para los internos del penal de Tacumbú, donde se consideran “artículos de lujo”.

Itaipu donó a la Fundación Vuelve a Soñar, kits de aseo personal para los internos de los pabellones Remar, Libertad y Adventista. La distribución se realizó este viernes 6 de diciembre, en la iglesia evangélica del Penal de varones.

Los kits fueron recibidos como el mejor regalo en esta época, cada vez más próxima a las fiestas de fin de año.

Artemio Vera.

El director de la Penitenciaria de Tacumbú, Artemio Vera, expresó su agradecimiento y valoró el gesto de la Itaipu por la donación de los kits y las gestiones realizadas por la fundación Vuelve a Soñar, liderada por Juan Cruz. Los kits también llegaron para el personal penitenciario.

“Con esta donación realizada por la Itaipu se le está dando un poco de alegría a los internos. La dirección del Penal agradece a la entidad por estos kits, que tienen productos básicos que son de suma importancia para el aseo personal de los internos”, señaló Vera.

Destacó que actualmente la cárcel de Tacumbú alberga a 4.011 reclusos, número que sobrepasa la capacidad del lugar que solo es apta para 1.500 internos.

Acto de amor

 Juan Cruz.

Juan Cruz, presidente de la fundación Vuelve a Soñar, comentó que es el segundo año que Itaipu apoyó el festival Vuelve a Soñar, que comenzó el domingo pasado con una serie de actividades tanto recreativas como servicios de profesionales médicos.

“Estamos contentos porque Itaipu nos ayuda cada año para poder llegar a los internos. Para ellos, estos obsequios son una expresión de amor porque la mayoría son gente olvidada, muchos no tienen visita y no pueden acceder ni siquiera a un jabón para su aseo”, comentó Juan Cruz.

Comentó que entre la iglesia Remar y Libertad manejan alrededor de 1.200 internos que entraron dentro del programa de reinserción. “Estamos trabajando con personas que realmente quieren rehabilitarse y cuando recuperen su libertad, reinsertarse a la sociedad y ser personas de bien. A muchos se les enseña casi todos los oficios que le puedan servir para su sustento diario”, destacó Cruz.

Invalorable

Delio Maldonado.

Delio Maldonado, interno del Penal, no tenía palabras para agradecer la donación de Itaipu.

“Dentro del Penal, al jabón, al cepillo de dientes, al shampú y a la yerba mate, nosotros le llamamos oro, porque no podemos acceder a ellos. Hace 8 años y un mes que estoy en Tacumbú, sé muy bien sobre la necesidad que se tiene porque dentro de la cárcel nadie te da ni un cien guaraníes”, contó Delio.

Comentó que dentro del pabellón están internos de diferentes credos religiosos, no se les discrimina por ello, pero sí tienen una fuerte ayuda espiritual de los pastores. “Es difícil soportar estar en la cárcel y estamos aquí porque tuvimos errores en la vida y debemos pagar la consecuencia de nuestros actos”, agregó.

Afirmó que personalmente se está rehabilitando y parafraseó a Juan Salvador Gaviota “ya estoy para estar en casa”. Destacó que el programa de reinserción de la fundación Volver a Soñar lo ayudó mucho porque tiene reglas, disciplinas de vida y oficios. Dentro del Penal se casó con una médica y cuando salga en libertad ya tiene planes de trabajo honrado.

“Soy interno y a la vez coordinador del pabellón A. Tengo a mi cargo 175 personas y también les ayudó. No es fácil trabajar con los internos porque acá tenemos gente que vino por homicidio, secuestro, de todos estamos y trato de ayudarlos”, acotó.

Delio añora su libertad después de más de 8 años de reclusión, e indicó que para los ojos de la sociedad son la “escoria de la vida”. “Por un lado tienen razón de pensar mal de nosotros, pero recién nos damos cuenta del mal que hicimos cuando estamos privados de nuestra libertad. Cuando estaba a fuera no me importaba nada; mi mayor problema era que no me preparé en la vida cuando fui joven y quería todo, me fui por el mal camino y perdí todo”, reflexionó.

Recordó que era adicto a todo tipo de drogas cuando ingresó al Penal y tuvo un lento proceso para dejar el vicio. “La primera semana sin drogas fue terrible, no quería vivir, no podía tomar ni agua porque me dolía todo. Y cuando ya me sentía morir, había rezado a Dios, le pedí ayuda y desde esa vez, me propuse mejorar y lo estoy logrando”, concluyó el interno.