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Institucional
Impulsan participación comunitaria en mesas de articulación interministerial
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03/10/2011

Itaipu Binacional, a través de su área de Responsabilidad Social, impulsa una serie de planes de desarrollo en la localidad de Ñacunday, Alto Paraná, mediante la articulación interministerial y la Asesoría de Participación Protagónica del Gabinete Civil, dependiente de la Presidencia de la República del Paraguay.

En este contexto, la entidad apoya varias obras como la apertura de caminos, mejoramiento de infraestructuras para salud y educación, las cuales son desarrolladas por el Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones y otras instituciones del Estado.

Itaipu concentró la acción en favorecer la planificación a partir de la gente, por lo que se aproximaron los espacios de análisis y de planificación a las propias comunidades, donde no se anticiparon grandes marcos de acción, sino a partir de la llegada en territorio.

La primera experiencia se dio en Presidente Franco, donde a pedido de algunas organizaciones se instaló una instancia en base a la condición de que las organizaciones sociales locales, conformen un espacio único de análisis, de reflexión, planificación y de planteamiento a las instancias del Gobierno para que articuladamente se busquen respuestas.

De aquella primera experiencia se tomó el contacto con los referentes sociales de la jurisdicción del distrito de Ñacunday. Para Itaipu fue fundamental ir definiendo como área de prioridad, en su zona de influencia, atender Alto Paraná y Canindeyú, según refirió Enrique Morosini, asesor de Responsabilidad Social de la entidad.

Destacó que se ha visto en esta etapa que existen territorios o espacios geográficos donde la presencia del Estado es bastante débil en términos de servicios públicos, principalmente por la escasa población paraguaya, donde los modelos de producción fueron desplazando a la población.

La presencia del Estado generalmente no se visualiza por los criterios utilizados que tienen que ver con el Índice de Priorización Geográfica (IPG), donde los pequeños productores quedan invisibilizados por el auge de los grandes productores, según Morosini. Desde esta forma, “en términos de producción, aparentemente son territorios de economía pujante, pero esa pujanza está concentrada en pocas manos”.

Señaló que fue desde Responsabilidad Social de Itaipu y la Asesoría de Participación Ciudadana Protagónica, que se colocó a Ñacunday como territorio de interés del espacio interministerial para la implementación de las acciones e intervenir en este territorio, donde coordinadamente se desarrollan varios trabajos.

Enrique Morosini también mencionó que en varias ocasiones se instalaron infraestructuras en concepto de Responsabilidad Social de Itaipu, pero con bases sociales muy débiles, por lo que no se sostuvieron en el tiempo.

Explicó que esta estrategia implica cambiar la perspectiva de convocar a la gente y preguntarle qué quiere, hacia una participación donde la propia comunidad tenga una participación protagónica para avanzar sobre las prioridades, pero en función a acuerdos locales y aportando en contrapartida la organización de base y la participación del gobierno local.

Itaipu se acopló a la política pública del Gobierno

En esta gestión, Itaipu decidió acoplarse a la política pública establecida por el Gobierno, por lo tanto, ninguna llegada se hace de manera independiente como Responsabilidad Social, de acuerdo a lo explicado por Enrique Morosini.

Resaltó que en el marco de la articulación, las hojas de ruta se van ejecutando en el territorio a medida que la gente participa, pero que hay claridad sobre ciertos temas que son centrales.

Citó en este aspecto que hay carencia de agua en la zona, paradójicamente en un territorio de grandes recursos hídricos, pero menos de 30 % de la población accede a agua potable.

Es una problemática identificada en los departamentos de Canindeyú y Alto Paraná, así como la cuestión de la tenencia de tierra y otras cuestiones puntuales relacionadas con la salud y educación e infraestructura. Estas áreas configuran los cincos ejes más críticos que atender, si bien en cada territorio hay una realidad diferente, por lo que la intervención hay que adecuar a la realidad de cada uno.

La producción es fundamental y desde Responsabilidad Social, se definió la intervención con intención de mejorar las condiciones de vida, para lo cual hay que centrarse en consolidar autonomía y dignidad de la gente, que se consiguen en la medida en que los medios de producción que permiten mejorar los niveles de vida, pero también de manera autónoma, según la visión manifiesta por el asesor.

Adelantó que para avanzar sobre las prioridades, se está insistiendo con todas las entidades vinculadas con la temática, tratándose de conseguir la instalación del sistema de agua potable en carácter de emergencia.

Anunció que hay mucho interés en instalar también una mesa en Itaikyry para tener presencia del Gobierno en todo el territorio vinculado a la represa de Itaipu.

Paraguayos son artífices de una larga resistencia

Claudio Rolón, coordinador de Responsabilidad Social en el Área Indígena, indicó que la experiencia de trabajo en Ñacunday, que se viene articulando desde el proceso de instalación de la mesa de Participación Protagónica de Presidente Franco, es mediante el esfuerzo de los referentes locales para sumarse al desafío desde más de 150 kilómetros.

Protagonizan este proceso en Ñacunday ocho comunidades campesinas, referentes de algunos asentamientos urbanos y a partir del segundo encuentro, realizado el 30 de setiembre, una comunidad indígena.

“Hoy en día estamos tratando de instalar un espacio de participación juntamente con los servidores públicos de la zona, de Alto Paraná y de nivel central y varios concejales de diferentes partidos, porque esto no tiene una preferencia política partidaria, también participan representantes de organizaciones sociales, comités de productores”.

Resaltó la trayectoria de resistencia de la población paraguaya, que al estar olvidada de las políticas públicas, está afectada por doble nacionalidad, debe cruzar el río para vender productos en territorio argentino. “El Estado debe tener mayor presencia y en forma permanente no temporal”, sugirió.

Esta mesa es precisamente para que la gente pueda informarse, cuáles son los proyectos del Estado, las funciones de cada institución, para que en un proceso de diálogo con todos los responsables se puedan configurar políticas públicas, sociales, económicas, a través de la definición acordada por los propios pobladores, según dijo Rolón.

Para que las colonias paraguayas puedan seguir resistiendo también necesitan tener modelos de producción acorde a su realidad, para autoconsumo y renta. También plantean mucho el apoyo a la salud, con la instalación de la Unidad de Salud Familiar, que es un logro de este proceso de articulación.

Agregó que cuando los vecinos están divididos por falta de condiciones de conectividad, poco pueden avanzar. Por lo tanto, “la población de Ñancunday clama por salir del aislamiento, planteando que en vez de balsas se tenga puentes, la apertura de caminos para que las comunidades puedan visitarse permanentemente y puedan articular reuniones, para encarar una lucha conjunta”, finalizó Rolón.

Articulación arrancó con apoyo de Itaipu

Sarah Zevaco, asesora de Participación Ciudadana y Protagónica del Gabinete Civil de la Presidencia de la República, mencionó que el trabajo específico en Ñacunday empezó en el mes de marzo.

Señaló que en este proceso se trató de consensuar sobre la participación y cómo se podría trabajar con la gente, para dentro de todo el esfuerzo del gobierno hacer política de otra manera y dar atención a los más necesitados y en un territorio como éste donde muy pocas instituciones llegan, por el estado del camino o porque están en medio de la soja.

“Desde esta perspectiva se decidió que varias instituciones vinieran, para en forma articulada poder compartir con la gente, formarnos también nosotros con la gente e informarles cómo estamos trabajando”, adujo.

“Vemos que la gente necesita ser atendida ya, que hay derechos humanos que no pueden ser cumplidos si el Estado no pone atención y por otro lado, ir construyendo su propio modelo de vida, que no sea una imposición, hacer charlas, debates, encuentros y de ahí pensar qué es lo se quiere a nivel de producción, educación”, agregó.

Teniendo en cuenta que son comunidades muy aisladas entre sí, indicó que la articulación arrancó con el apoyo de Itaipu Binacional, siendo la participación imprescindible en Alto Paraná y Canindeyú. “Es un apoyo muy necesario que nunca nos niegan, porque Itaipu en este sentido, impulsa la gestión del Gobierno en todo lo que se refiere a participación”, destacó.

Comentó que en el proceso de articulación se ha contactado con varios sectores como las autoridades municipales, “cuya responsabilidad también es compartir con la gente y con referentes de las organizaciones sociales que están en la zona”.

Recordó que a partir del primer encuentro la gente fue acercándose y que los actores están abiertos para trabajar con todos, ya que el rol del Estado es universal. Mencionó también que las necesidades básicas de la comunidad se corresponden con los delineamientos del Gobierno, en la temática del programa emblemático.

Se trata de avanzar con el plan de producción de alimentos del Ministerio de Agricultura y Ganadería, que es un programa emblemático del Gobierno y el Ministerio de Obras Públicas para la apertura de caminos, cuya carencia aísla mucho a las comunidades, lo cual impide la relación y la organización entre vecinos, situación que implica uno de los factores de migración.

“Son comunidades antiguas que resisten todavía al avance del monocultivo de la soja, que mantienen una identidad paraguaya en un lugar fronterizo que es toda una problemática paraguaya, a nivel nacional”, aseguró la asesora.

Anunció que ya se concretó la etapa de planificación y que siempre se viene ajustando, al pasar por planes a corto plazo y la identificación de aspectos a ser desarrollados a largo plazo en el afán de llegar al tipo de producción adecuado.