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Itaipu entregó donación a centro de formación campesina
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06/08/2011

En función de su responsabilidad social y como apoyo a un modelo de producción agroecológica, Itaipu Binacional entregó una donación de muebles y un vehículo al Centro Nacional de Formación Integral Campesina (CENFIC), de Juan E. Oleary, Alto Paraná, el 5 de agosto, dando respuesta a una solicitud de la comunidad.

El Centro Nacional de Formación Integral Campesina “Juan de Dios Salinas”, es una institución creada mediante la autogestión del Movimiento Campesino Paraguayo (MCP), a partir de una necesidad que vio la organización de capacitar a los jóvenes para la producción y el arraigo en el campo.

Está ubicado a 4.300 metros de la ruta internacional número 7, fuera del casco urbano, en el asentamiento RI 14 Sur del distrito de Juan E.Oleary.

En el acto de entrega, Francisco Trinidad, técnico de Responsabilidad Social de Itaipu refirió que hace un año el Centro Nacional de Formación Integral Campesina hizo un pedido a Itaipu para la donación de algunos materiales que la entidad tenía como bienes patrimoniales que se podía reutilizar en las instituciones.

Explicó que los técnicos de Responsabilidad Social varias veces visitaron la institución y que “es justo el pedido, siendo un orgullo para la entidad hacer esta donación porque es una escuela agrícola que apunta a un modelo de producción agroecológica con la visión de fortalecer la agricultura familiar campesina”.

Dijo también que el director General, Gustavo Codas, accedió al pedido y que la donación es a raíz de esa aprobación y en representación de la Asesoría de Responsabilidad Social, de acuerdo a la solicitud y a las prioridades del centro educativo, con el afán de apoyar a las comunidades campesinas, siendo hijos de labriegos los que estudian en el centro.

“La Itaipu Binacional vio la necesidad real de hacer la donación a esta institución de escasos recursos, que con mucho sacrificio fue construida a iniciativa de los campesinos que se propusieron alcanzar un importante desafío para crear la escuela”, expresó Francisco Trinidad.

La donación consistió en sillas con pupitre, mesas, escritorios, estantes para archivo y otros materiales, además de un automóvil Corsa cuya entrega se prevé para la próxima semana.

En el departamento de responsabilidad social se viene estudiando mucho cómo apoyar en la región de influencia de Itaipu a las instituciones educativas, centros de salud y otras que están en precarias condiciones, conforme expresó Trinidad.

Un reconocimiento a la lucha campesina

José Bobadilla, director del CENFIC, al agradecer a la Dirección General de la Itaipu por la donación, dijo que es un reconocimiento al pueblo campesino que lucha por sacar adelante al país con el trabajo en el campo.

“En realidad nosotros ya hace tiempo estamos esperando apoyo de alguna institución y especialmente de Itaipu porque este centro educativo está dentro de su zona de influencia y creemos que tiene la responsabilidad de apoyar de alguna manera el sistema educativo nacional”, manifestó.

“Este apoyo para nosotros es muy importante, porque permitirá primeramente que los alumnos puedan estudiar en un ambiente más agradable, pues si se cuenta con infraestructura, facilita más el aprendizaje al permitir un mayor bienestar para los estudiantes”, enfatizó.

Dijo también que la donación es un gran soporte para la educación, principalmente en el segmento campesino que siempre es el que más necesita, porque generalmente los hijos de campesinos no tienen oportunidad de seguir sus estudios y este centro lo está generando para ellos.

Al rememorar la historia del CENFIC destacó que se creó como una institución educativa dentro del Movimiento Campesino Paraguayo, en 1998, como institución itinerante y después de la conquista del asentamiento, una integrante de la organización campesina donó cinco hectáreas de tierra para el local propio.

Recordó que desde ahí se inició la construcción mediante la autogestión, la primera obra en este espacio fue posible mediante el esfuerzo de los integrantes del MCP, a través del aporte de todos se logró la primera construcción en forma muy precaria, pero con el tiempo va mejorando.

Actualmente cuenta con 95 alumnos y alumnas y funciona en las modalidades de educación conjunta con el Ministerio de Educación y Cultura y el Ministerio de Agricultura y Ganadería. La modalidad es de Iniciación Profesional Agropecuaria (IPA), acorde al curriculum del Ministerio de Educación y la otra modalidad consiste en Perito Agropecuario y Forestal. Este año se inició con un grupo importante de alumnos el bachillerato técnico agropecuario, primer año.

Principalmente el desafío de formación se identifica con el arraigo campesino. “La mayoría pertenecemos al sector de pequeños productores campesinos, por lo que, nosotros vemos la necesidad de mejorar la producción, principalmente la de los campesinos y necesitamos de conocimiento técnico agropecuario”, alegó Bobadilla.

“Por eso estamos poniendo todo el esfuerzo en esta institución para que pueda funcionar en condiciones óptimos y así apoyar principalmente a los jóvenes campesinos de escasos recursos, hijos de campesinos”, expresó al indicar que la mayoría de los profesores son de la zona, de las comunidades de Oleary, Mallorquín y Yguazú, así como los técnicos.

Los alumnos y alumnas son de diferentes departamentos como Alto Paraná, Caaguazú, Canindeyú y Cordillera, la mayoría de ellos están en régimen de internados para las clases que se dictan de lunes a viernes.

Una parte del colegio está con una subvención y también realizan gestiones para conseguir rubros del MEC, el apoyo del MAG es a través de la División de Educación Agraria.

Homenaje a un mártir

La denominación del Centro es en homenaje al compatriota Juan de Dios Salinas, uno de los líderes de las Ligas Agrarias que había desaparecido tras las duras represiones que sufrieron los miembros de esta organización en la década del 70, durante la dictadura de Alfredo Stroessner.

Los propios jóvenes sienten la necesidad de estudiar y capacitarse más, y todos los alumnos se sienten muy bien en la institución, registrándose un bajo índice de deserción que se limita a uno o dos alumnos por año, conforme comentó el director.

José Bobadilla fundamentó que a partir de la necesidad y la realidad campesina, se hizo el esfuerzo para que los programas de estudio se adecuen a los intereses de los jóvenes y de la comunidad, y por otro lado, “la parte de capacitación técnica agropecuaria, para nosotros es prioritaria, porque la mayoría dependemos económicamente de la agricultura”.

“Si es que los jóvenes tienen más capacidad de acompañar el desarrollo de la agricultura campesina, creemos que se asegura en mayor medida el desarrollo económico y social de nuestro país”, indicó.

Un incentivo para aprender mejor

Adelio Guzmán de 15 años, alumno del primer año de la Media, nacido en la comunidad dijo que se siente muy motivado en el centro educativo además de los aspectos que se inculcan en las otras escuelas, aquí aprenden a cultivar plantas, manejar herramientas, construir huertas, “a tener una mejor producción y a valorar los alimentos que nos provee la rica tierra paraguaya”.

“Damos de todo un poco, también tenemos algunos animales para practicar sanitación, yo nací en esta comunidad y como soy un alumno externo tengo la posibilidad de vivir con mi familia y quiero seguir viviendo y aplicar mis conocimientos en favor de mi entorno”, dijo. Comentó que de los siete hermanos que tiene, cuatro están en Argentina y que recién con este centro tienen la oportunidad de estudiar y permanecer cerca de sus padres.

“Nosotros somos agricultores y en el centro un técnico nos enseña muchas cosas, nuestros profesores son todos nuestro amigos, a mis compañeros que vienen de lejos les es más difícil, pero todos tenemos mucho entusiasmo e interés en aprender”, señaló.

“Ahora vamos a sentirnos más cómodos en el aula para aprender mejor, antes teníamos sillas pero sin pupitres y debíamos poner en nuestro regazo el cuaderno para escribir, ahora gracias a Dios, tenemos unos lindos asientos, con esto que nos traen de Itaipu”, agregó.