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Responsabilidad Social
Vendiendo empanadas ayudó a su hija
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29/01/2016

Los más de 600 postulantes a las Becas Universitarias de ITAIPU tienen historias de vidas de superación y el principal obstáculo es el dinero. Estos jóvenes solo piden: Oportunidad.

El equipo de prensa del DIE realizó una serie de entrevistas a chicas y chicos que mediante la decisión asumida por el Comité de Becas, la de incluir en carrera a todos los postulantes que hayan alcanzado un mínimo del 60% del total de la sumatoria de ambos módulos (Matemática y Castellano), es decir, 24/40 puntos, tienen la esperanza de seguir una carrera universitaria.

El soporte moral de estos jóvenes - en su mayoría-, viene del amor incondicional de una madre, que con un corazón inmenso y una templanza de hierro, quitan a sus hijos adelante. Tal es el caso de Grecia Martínez y su madre, Elizabeth Ruíz.

Grecia está en el cursillo para Medicina. Vive en Santa Rosa del Aguaray (San Pedro) con su madre Elizabeth y sus hermanitas.

Esta familia residía en Calle´i- San Lorenzo, pero se mudaron al segundo departamento del país, prácticamente huyendo de los altos costos que conllevaba la preparación previa para dicha carrera.

“Traté de irme al cursillo en Asunción, pero cómo vivía lejos y solía llegar muy tarde, era muy peligroso para mí. Una vez hasta me asaltaron frente a casa. Una prima vino primero a Santa Rosa y me dijo que no iba a gastar mucho en el cursillo y decidimos mudarnos”, cuenta Grecia, ex alumna del colegio Saturio Ríos, promoción 2014.

Grecia estaba tan metida en su cursillo para Medicina que no prestó atención al llamado de la convocatoria para las 1.000 becas universitarias de ITAIPU. Más aún, porque dejó ver tele, escuchar radio y usar celular porque toda su concentración está en los libros.

“Mis compañeros me dijeron que iban a viajar a Santaní para inscribirse para las becas, yo ni estaba preparada, me convencieron, y un día antes del cierre de postulación, me inscribí. No voy a mentir, me fui con el conocimiento que tenía en el cursillo”, dijo Grecia.

La postulante rindió y le faltó un punto para seguir en carrera. Esta situación fue casi frustrante. “Me dio un bajón. Fue un golpe moral, pero igual seguí estudiando en el cursillo. Mis compañeros me habían dicho que hubo unos cambios, y que ingresé, no les creí, después entré en la página web de ITAIPU y vi mi nombre”, recordó la entrevistada.

Con unos ojos inundados de lágrimas, la postulante afirmó que en caso de ser adjudicada con una de las Becas universitarias de ITAIPU, significaría una tremenda ayuda para ella. “Si soy becaria de ITAIPU, mi mamá dejará de trabajar tanto”, acotó.

“No teníamos ni un peso”

Elizabeth Ruíz, la mamá de Grecia, pasó por muchas humillaciones, sin embargo, fue el soporte de su hija.

Recordó que cuando vivían en San Lorenzo, moría de quebranto ya que su hija pasó por muchos peligros. “En el colectivo le faltaban el respeto. Cuando llegaba tarde a casa, después de su cursillo, era acechada por los drogadictos. A veces no estaba en casa y simplemente me desesperaba. Una vez hasta llegué a llamar a un mecánico para saber si mi hija ya estaba en la parada”, comentó Elizabeth.

Cuando surgió la posibilidad en Santa Rosa del Aguaray, de que el cursillo era más accesible económicamente, decidió con sus tres hijas mudarse hasta la zona de San Pedro. “Para mí, fue un orgullo que mi hija me haya pedido estudiar Medicina, pero jamás pensé que iba a ser tan costosa la carrera. Todos los días debía tener un poco de dinero para comprar libros o hacer fotocopias”, recordó.

Reveló que cuando le comentó a su ex marido que iban a mudarse a Santa Rosa, la reacción no fue alentadora. “Me dijo que si nos mudábamos no iba a ver ni un solo peso de él. Vinimos igual, sin trabajo, sin casa, con la poca ropa que teníamos. Recuerdo que cuando ya no teníamos ni un guaraní le pedí a mis hijos mayores un poco de dinero; me enviaron 50, otro 20 mil y otro 200 mil guaraníes. De ahí comencé a vender empanadas cerca del cursillo de mi hija, un vecino me echó dos veces de la calle porque no quería que esté frente a su casa”, contó la mamá de Grecia.

No obstante, continuó luchando por su nena. Hasta que finalmente se desalquiló una casa ubicada frente al local donde estudia su hija y de ahí en más comenzó a dar de comer a los alumnos del cursillo.

“Mi hija siempre fue muy buena alumna. A veces la veo pegarse más por sus compañeras que tienen más posibilidades para ver si puede acceder a algunos libros porque no tengo medios con qué comprar los materiales. Es un poco triste esta situación porque ves el esfuerzo de tu hija, pero no poder ayudarla más. Ojalá, gané la beca”, concluyó.