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Responsabilidad Social
“No somos mediocres, pedimos una oportunidad”
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22/01/2016

Susana, Karen y Celso son tres jóvenes a quienes les faltaba un punto para continuar en carrera para las 1.000 Becas de ITAIPU, de Grado Universitario y mediante la decisión asumida por el Comité de Becas, la de incluir en carrera a todos los postulantes que hayan alcanzado con un mínimo del 60% del total de la sumatoria de ambos módulos, es decir, 24/40 puntos, ahora vuelven a soñar.

Susana González Feltes.

“Los planes de Dios son perfectos”. Con esta frase, Susana González Feltes, del barrio Campo Grande, resumía el paso de una decepción a una esperanza de continuar su carrera universitaria. Especialmente, la de Ingeniería Informática.

Aventajada estudiante del Colegio Técnico Nacional, con un promedio superior a 4, se postuló para las 1.000 Becas de ITAIPU, de Grado Universitario, convocatoria 2016, sin embargo, le faltó un punto para seguir en carrera, después de rendir Matemáticas y Lengua Castellana. Eso sin contar, que esta jovencita no está bien de salud porque padecía de dengue al momento de rendir.

“Rendí bien en matemáticas, pero en castellano no me sentí tan segura porque estaba bastante difícil el examen. Después de rendir, ya me llevaron al hospital por culpa del dengue y desde ahí quería saber si pasé o no la etapa de las pruebas. Cuando vi mi puntaje, me desilusioné porque me faltaba 1 punto. ¡Por un punto, no estaba más en carrera para ser seleccionada!”, recordó Susana.

Contó que se puso a estudiar día y noche y al enterarse que no pudo pasar, más padeciendo dengue, estaba de lo más triste.

“Mi mamá me contó que el Comité de Becas estaba estudiando algunos casos, me puse feliz porque con ese cambio que se dio, por mi puntaje, justito pasaba. Me encerré en mi pieza y lloré de felicidad; pensé que los planes de Dios son perfectos, porque justo hice 24 puntos”, expresó Susana. La postulante afirmó que no pasa por ninguna mediocridad, ya que desde el mismo momento que cada joven procura seguir adelante, ya es una muestra de superación personal.

La familia de Susana no podría costear la carrera que eligió por cuestiones económicas. En esa familia, el estudio está en primer lugar, su hermana también es alumna becada del Rectorado de la UNA. “La carrera que elegí es de dos turnos, me será imposible trabajar. En serio necesito de esta beca y ojalá pueda ser adjudicada. Prometo poner todo de mí, así como hice en el colegio”, concluyó.

Del interior a la capital

Karen Cabrera.

Karen Cabrera vivió toda su vida en el barrio San Pedro, de Santaní. Por cuestiones de la vida, su prima vino para la capital, luego ella se animó a tomar la misma decisión y recibió techo y comida en la casa de su tía. Con esa autenticidad y sinceridad que les caracterizan a las personas de “tierra adentro”, Karen nos contó su realidad.

“En la campaña hay pocas oportunidades para los estudiantes. No somos mediocres, sino que todo nos cuesta más; comenzando por el hecho que hay muy pocas universidades. Cuando me mudé a Asunción, conseguí un lugar en el colegio Presidente Franco, me costó mucho adaptarme al sistema de enseña de la capital”, afirmó Karen.

La primera dificultad que debió superar fue el lenguaje. “Allá (Santaní) no se hablaba mucho, en el colegio no hacíamos exposiciones y hablamos el jopara (español y guaraní). Cuando vine en Asunción, tuve que aprender a hablar en español. En mi valle es cómo que vivimos más escondiditos, acá salís más, conocés más cosas y te hace madurar y perder la timidez. En cuanto a matemáticas, no tuve problemas, porque se enseñaba la misma cosa”, comentó la entrevistada.

Karen eligió la carrera de Odontología para las Becas de ITAIPU, hizo 13 en matemáticas y 11 en castellano. “Con ese puntaje (inicialmente) no pasé y me sentí mal; conste que estudié día y noche. Estaba tan triste, le di la mala noticia a mi mamá; ella me dijo que lo bueno es que haya intentado y que no pierda la esperanza”, contó.

Sin saber la decisión tomada por el Comité de Becas, Karen fue hasta la FIUNA para la revisión de los exámenes. “Yo no sabía nada. Me fui a la revisión por si acaso. Hablé con una señora y ahí me contó que se había cambiado algo y los que teníamos 24 puntos estábamos en carrera. Revisé otra vez la planilla y vi mi nombre. Me puse a llorar porque de perder la esperanza a tener otra oportunidad fue increíble”, dijo con una sonrisa esperanzadora.

“En caso que sea adjudicada con esta beca, voy a alcanzar mi sueño. Sé que voy a procurar ser buena alumna”, concluyó.

Mediocre, no; abrumado, si.

Celso Rojas Chamorro.

Celso Rojas Chamorro, de la ciudad de Limpio, a quien le faltaba un punto para seguir como postulante a las Becas de ITAIPU. Dijo ser alumno de puntaje regular, de esos que estudian una o dos veces porque aprende enseguida.

“Antes de rendir ya me sentía abrumado, no tenía mucha esperanza porque sabía que cada año había muy pocos alumnos que pasaban las pruebas exigidas para las Becas. Me faltó un punto para continuar y perdí la esperanza. Después cuando se dijo que se iba a sumar el total de los puntos conseguidos en Matemática y Castellano, me sentí feliz”, comentó Celso.

Celso, que tiene una visión clara de la vida. De padre jardinero, se anotó para Licenciatura en Informática, y posterior a esta carrera, desea seguir Ingeniería. “Legalmente, si no consigo la beca, no voy a estudiar más. Tengo qué decir entre trabajar o estudiar, las dos cosas juntas no voy a poder hacer por la carrera que elegí”, comentó.

Celso afirma que el sistema de educación paraguayo no es el mejor, especialmente, para la gente humilde. “Nuestro sistema de educación nos hace sentir inferiores a otros que tienen una educación avanzada. Yo no me siento mediocre, pero sí me sentí abrumado al ver las cosas que debía estudiar para rendir. Para serte sincero, nunca di Triángulo de Pascal, Binomio de Newton, cálculos diferenciales. Nada sabía, de cero me puse a estudiar, le pregunté al mejor egresado de mi colegio y me dijo que ni ahí dieron esos temas”, comentó.

Estos tres jóvenes pasaron a la etapa de la evaluación socioeconómica. La meta de ellos; ser profesionales de bien, ayudar a sus familias y ser un orgullo para el país.