Sete Quedas, dos países y un interés
La construcción de Itaipú Binacional resolvió un impasse diplomático que involucraba a Brasil y Paraguay. Los dos países se disputaron la propiedad de un terreno en la región del Salto de Sete Quedas, un área ahora cubierta por el lago de la planta. El litigio comenzó en el siglo XVIII.
En 1750, España y Portugal firmaron el Tratado de Intercambio, la primera descripción detallada de la frontera. El texto, sin embargo, resultó impreciso al determinar los límites entre los territorios de la margen derecha del río Paraná. Un río, cuya desembocadura no se sabía con certeza si estaba por encima o por debajo de Sete Quedas, debía demarcar las tierras. Los tratados posteriores intentaron aclarar la cuestión, sin éxito.
La guerra en Paraguay alimenta el estancamiento
La Guerra del Paraguay (1865-1870) reabrió la controversia en torno a la frontera en la región de Sete Quedas. Según el Tratado de Paz (1872), los territorios debían dividirse por el río Paraná hasta Salto, y por la cumbre de la Sierra de Maracaju.
El documento obtuvo interpretaciones divergentes, porque, al acercarse al río, la Sierra de Maracaju se dividía en dos brazos, uno arriba y otro debajo de Sete Quedas. Luego de finalizar los trabajos de una comisión conjunta que debía detallar los límites entre ambos países, la demarcación se detuvo a 20 kilómetros de las cataratas, debido a desacuerdos entre las partes.
La solución al conflicto: unir fuerzas
La disputa por Sete Quedas se intensificó en la década de 1960. El descubrimiento del potencial hidroeléctrico del río Paraná volvió a poner a Brasil y Paraguay en rumbo de colisión. Pero, en lugar de medir fuerzas, los dos gobiernos tomaron una decisión acertada: unir fuerzas.
En 1962 se planteó por primera vez la idea de que los dos países se unieran para producir energía juntos. En 1965, el diálogo retrocedió con el desplazamiento de un destacamento militar brasileño a la zona en disputa. Ante la amenaza de una nueva guerra, Brasil y Paraguay intensifican la búsqueda de una solución diplomática. La inauguración del Puente de la Amistad alimentó el clima de cooperación al ofrecer la perspectiva de exportar productos paraguayos a través de territorio brasileño.
Descubren el potencial energético del río Paraná
Hasta la década de 1960 se realizaron varios estudios, de mayor o menor importancia, para evaluar el potencial energético de Sete Quedas. Antes de Itaipú Binacional, sin embargo, el único proyecto que se hizo realidad fue una pequeña central que utilizaba las aguas de una de las cascadas para iluminar la ciudad de Guaíra y una compañía militar.
En 1962, el gobierno brasileño encargó estudios sobre el uso hidroeléctrico de Sete Quedas y el largo cañón aguas abajo de las cataratas. La tarea estuvo a cargo del despacho del ingeniero Octávio Marcondes Ferraz. La propuesta final, que nunca fue llevada adelante, preveía una planta con una capacidad de 10.000 megavatios, para producir 67 millones de megavatios-hora por año, equivalente a tres veces el consumo de Brasil en ese momento.
Acta de Iguazú firmada
El resultado de intensas negociaciones fue la Ley Iguazú, firmada el 22 de junio de 1966 por los Ministros de Relaciones Exteriores de Brasil, Juracy Magalhães, y del Paraguay, Sapena Pastor. La declaración conjunta expresó la voluntad de estudiar el uso de los recursos hidráulicos de ambos países, en el tramo del río Paraná “desde e inclusive el Salto de Sete Quedas hasta la desembocadura del río Iguazú”.
El lago cubre el área en disputa
El entendimiento diplomático allanó el camino para el inicio de los estudios técnicos. La solución propuesta por un consorcio de empresas extranjeras, que preveía la inundación de gran parte de la zona en disputa, puso fin a la disputa por los territorios en la frontera.
Itaipú, la piedra que canta
En 1973, técnicos recorrieron el río en barco en busca del mejor punto para la construcción de Itaipú Binacional. La ubicación se elige tras realizar estudios con el apoyo de un ferry. En el corazón de América del Sur, brasileños y paraguayos señalan un tramo del río conocido como Itaipú, que en tupi significa "la piedra que canta".
En ese lugar, había una isla, casi siempre sumergida, llamada Itaipú, justo después de un fuerte recodo del río, donde la corriente parecía medir fuerza con las quebradas y a pocos kilómetros de la confluencia con el río Iguazú. Los estudios indicaron un rendimiento energético excepcional para ese punto, debido a un largo cañón excavado por el Río Paraná.
El ingeniero Corrado Piasentin recuerda la elección del lugar donde se construiría Itaipú.
Itaipú, una opción al petróleo
El año en que se firmó el Tratado de Itaipú, 1973, coincide con el estallido de la crisis global provocada por el aumento del precio del petróleo. Se intensifica la exploración de fuentes de energía renovables como forma de asegurar un desarrollo vigoroso para Brasil y Paraguay.
Itaipú Binacional es un hito para el sector eléctrico de ambos países. Anteriormente, los paraguayos sólo tenían una pequeña central hidroeléctrica, Icaray. Los brasileños están consolidando su opción por la energía producida a partir del aprovechamiento de la fuerza de los ríos. La planta prácticamente duplica la capacidad de generación de energía de Brasil. La potencia instalada, que era de 16,7 mil megavatios, suma ahora otros 14 mil megavatios. El proyecto es el tercero en el río Paraná, en territorio brasileño, y el primero en aguas paraguayas.
¿El precio de Itaipú?
mil dólares por kilovatio instalado
Las obras de construcción civil de Itaipú están a cargo de los consorcios Unicon y Conempa, mientras que el montaje electromecánico está a cargo de los consorcios Itamon y CIE. El costo de la planta es de aproximadamente 1.000 dólares por kilovatio instalado, o alrededor de 14.000 millones de dólares. El precio actualizado, con intereses e inflación en dólares del período, alcanza los US$ 16 mil millones.
Itaipú, el resultado
La diplomacia logra un resultado concreto. En mayo de 1974, se formó la entidad binacional Itaipú para gestionar la construcción de la planta, estructurada como una “empresa internacional”. La solución jurídica encontrada está entre los aportes del jurista Miguel Reale. La disputa por la tierra en la frontera ha sido resuelta.
Sólo una pequeña porción del área en disputa no quedó inundada. Las tierras en cuestión fueron transformadas en reserva ecológica binacional, bajo conservación de Itaipú. El gobierno brasileño fue el responsable de obtener recursos para la obra. La financiación se proporcionó mediante créditos a corto plazo de instituciones financieras privadas y bancos estatales extranjeros. La deuda terminará de pagarse en 2023.
El primer paso de una epopeya
La construcción de Itaipú Binacional – considerada una obra hercúlea por la revista “Popular Mechanics”, de Estados Unidos – comenzó en 1974, con la llegada de las primeras máquinas al futuro sitio de construcción.
En el segundo semestre de 1974 se estructuró el campamento pionero, con los primeros edificios de oficinas, almacén, cafetería, alojamiento y gasolinera, que aún existe en la actualidad. Se están mejorando los caminos de tierra que conducen al sitio de construcción.
Una ciudad llamada Itaipú
La región comienza a transformarse en un “hormiguero” humano. Entre 1975 y 1978 se construyeron más de 9.000 casas en ambas orillas para albergar a los hombres que trabajaban en el proyecto. Incluso se construye un hospital para atender a los trabajadores. En esa época, Foz do Iguaçu era una ciudad con apenas dos calles pavimentadas y alrededor de 20 mil habitantes. En diez años, la población aumentó a 101.447 habitantes.
En las obras, la primera tarea es cambiar el curso del río Paraná, retirando 55 millones de metros cúbicos de tierra y roca para excavar un desvío de 2 kilómetros. El ingeniero Gomurka Sarkaria es responsable del modelo de la presa, que se alivia mediante la gravedad y forma aberturas que se asemejan a la estructura de una catedral.
"Paranazão" se despide de su cama
Itaipú Binacional se convierte en una realidad irreversible. Finaliza según lo previsto la excavación del trasvase del río Paraná. El 20 de octubre de 1978, 58 toneladas de dinamita hicieron estallar las dos ataguías que protegían la construcción del nuevo recorrido.
El desvío tiene 2 km de largo, 150 metros de ancho y 90 metros de profundidad. Ese mismo día se firmó un contrato de 800 millones de dólares que garantiza la compra de turbinas y turbogeneradores. El nuevo canal permite secar el tramo del cauce original para poder construir allí la principal presa de hormigón.
Itaipú Binacional fue el único gran proyecto nacional que atravesó la fase más aguda de la crisis económica brasileña a finales de los años 1970, manteniendo su estatus de prioridad absoluta. En el campo de construcción civil, excavaciones y obras civiles, Itaipú logró una tasa de nacionalización, considerada el socio brasileño, de prácticamente el 100%. En el ámbito de la fabricación y montaje de equipos, la tasa de nacionalización nunca ha sido inferior al 85%.
Un edificio de diez pisos por hora, el ritmo de Itapu
Comienza una nueva y apasionante etapa en la construcción de Itaipú Binacional: el hormigonado de la presa. En un solo día, el 14 de noviembre de 1978, se colocaron en el lugar 7.207 metros cúbicos de hormigón, récord sudamericano, el equivalente a un edificio de diez pisos cada hora o 24 edificios en un mismo día. La hazaña sólo se logró gracias al uso de siete cables aéreos para lanzar hormigón.
La cantidad total de hormigón vertido en la presa, 12,3 millones de metros cúbicos, sería suficiente para construir cuatro carreteras del tamaño de la Transamazónica. La economía de Paraguay está en auge: el PIB, que había aumentado un 5% en 1975, creció un 10,8% en 1978.
Argentina reacciona a la creación de Itaipú
El entendimiento entre Brasil y Paraguay para la construcción de Itaipú Binacional tensó las relaciones de ambos países con Argentina. Los argentinos temían que la planta dañara sus derechos e intereses sobre las aguas del río Paraná. La cuestión se convirtió en el tema de la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1972.
La solución llegó con la firma del Acuerdo Tripartito, entre Brasil, Paraguay y Argentina, el 19 de octubre de 1979. El documento determinaba reglas para el uso de los recursos hidráulicos en el tramo del río Paraná, desde Sete Quedas hasta la desembocadura del Río da Plata. Este acuerdo estableció los niveles de los ríos y las variaciones permitidas para los diferentes proyectos hidroeléctricos en la cuenca común a los tres países. Antes de finalizar la planta, llegó a su fin un complejo y exigente proyecto diplomático.
Todos os caminhos levam a Itaipu
A obra ganha contornos de uma operação bélica. Em 1980, o transporte de materiais para a Itaipu Binacional mobilizou 20.113 caminhões e 6.648 vagões ferroviários. Já a demanda por mão-de-obra provoca filas imensas nos centros de triagem dos consórcios.
Entre 1978 e 1981, até 5 mil pessoas eram contratadas por mês. Ao longo da obra, em função do extenso período de construção e da rotatividade da mão-de-obra, somente o consórcio Unicon cadastrou cerca de 100 mil trabalhadores. No pico da construção da barragem, Itaipu mobilizou diretamente cerca de 40 mil trabalhadores no canteiro de obras e nos escritórios de apoio no Brasil e no Paraguai.
Nem as estradas esperavam uma obra dessa grandeza
Com a concretagem quase pronta, a fase seguinte é a montagem das unidades geradoras. O transporte de peças inteiras dos fabricantes até a usina torna-se um desafio. A primeira roda da turbina, com 300 toneladas, saiu de São Paulo em 4 de dezembro de 1981 e chegou ao canteiro de obras somente em 3 de março de 1982.
Como a rede viária e algumas pontes existentes, diversas alternativas de trajeto não tinham condições de suportar o peso, a carreta que levava a peça teve de percorrer o caminho mais longo, com 1.350 km. O transporte das rodas de turbina ganharia agilidade posteriormente. O recorde foi de 26 dias de viagem entre a fábrica e a usina.
El río Paraná se encuentra con un muro de hormigón, Itaipú
Las obras de la represa finalizaron en octubre de 1982, pero las obras en Itaipú no se detuvieron. El cierre de las compuertas del canal de desvío, para formar el embalse de la planta, da inicio a la operación Mymba Kuera (que en tupí-guaraní significa “captura de bichos”). La operación salva la vida de 36.450 animales que vivían en la zona que quedó inundada por el lago. Debido a las fuertes lluvias e inundaciones de la época, las corrientes del río Paraná tardaron 14 días en llenar el embalse. La profundidad del agua asciende a 135 mil hectáreas, o sea cuatro veces el tamaño de la Bahía de Guanabara.
Las obras de la represa finalizaron en octubre de 1982, pero las obras en Itaipú no se detuvieron. El cierre de las compuertas del canal de desvío, para formar el embalse de la planta, da inicio a la operación Mymba Kuera (que en tupí-guaraní significa “captura de bichos”). La operación salva la vida de 36.450 animales que vivían en la zona que quedó inundada por el lago. Debido a las fuertes lluvias e inundaciones de la época, las corrientes del río Paraná tardaron 14 días en llenar el embalse. La profundidad del agua asciende a 135 mil hectáreas, o sea cuatro veces el tamaño de la Bahía de Guanabara.
Adiós a las Siete Cataratas, bienvenidos a la luz
El llenado del embalse interfiere con la vida de miles de personas que viven en las orillas del río Paraná, entre Foz do Iguaçu y Guaíra. Los vecinos de Foz ven el río vacío aguas abajo de la presa, debido al cierre de las compuertas, mientras Guaíra lamenta la inundación de Sete Quedas, viven en las orillas.
Pobladores de Guaíra realizan protestas y artistas rinden homenaje a los saltos que terminan cubiertos por el embalse. Deseosos de despedirse de Sete Quedas, 32 turistas murieron en enero de 1982 cuando se derrumbó una pasarela sobre el río. A lo largo de la franja de 170 kilómetros, sumergida entre Foz do Iguaçu y Guaíra, 8.519 propiedades urbanas y rurales están inundadas en la ribera brasileña, y sus propietarios son indemnizados. El municipio de Guaíra ahora recibe regalías de Itaipú por inundaciones.
Especialista en generar energía y batir récords
El sueño se convierte en energía. La primera rotación mecánica de una turbina ocurre el 17 de diciembre de 1983. Y, finalmente, Itaipú Binacional comienza a producir energía el 5 de mayo de 1984, cuando entra en operación la primera de las 20 unidades generadoras del proyecto. Se instalaron dieciocho unidades generadoras en el espacio de siete años.
En el primer año de actividad, 1984, se generaron 277 megavatios. Según el cronograma, se instalaron de dos a tres unidades por año. Las ventas de energía comienzan el 1 de marzo de 1985. El pico de participación de Itaipú Binacional en el mercado brasileño se alcanzó en 1997, con el 26% de la demanda del sector eléctrico del país satisfecha.
Un gigante capaz de iluminar el mundo
En 2000, Itaipú Binacional generó 93,4 mil millones de kilovatios-hora y estableció un nuevo récord mundial de producción. En 2004, cuando cumplió 20 años de actividad, la planta ya había generado energía suficiente para abastecer al mundo durante 36 días.
Con la finalización de su proyecto, Itaipú Binacional supera en 2.600 megavatios la potencia instalada de la hasta entonces segunda central hidroeléctrica del mundo, la Central Guri, en Venezuela. El desempeño de Itaipú Binacional es excepcional, incluso si se compara con la central china de las Tres Gargantas, entonces en construcción y proyectada para tener una generación de alrededor de 85 mil millones de kilovatios-hora/año.
Dos unidades generadoras más: la obra está terminada
Mayo de 2007. En el mes en que Brasil y Paraguay celebran el 33º aniversario de la firma del Tratado de Itaipú, entran en operación las dos últimas de las 20 unidades generadoras previstas en el proyecto de la usina. Con las 20 unidades generadoras en operación y el río Paraná en condiciones favorables, con precipitaciones normales en toda la cuenca, la generación podría llegar a los 100 mil millones de kilovatios hora.
Itaipú Binacional bate su propio récord, del año 2000, y establece una nueva marca global: 94.684.781 megavatios-hora (MWh) generados en el año.
El 8 de agosto, a las 18.55 horas, el mayor productor de energía eléctrica limpia y renovable del planeta alcanza la marca histórica de 2.000 millones de megavatios hora (MWh) producidos desde que la planta entró en funcionamiento en 1984. Toda esta megageneración sería suficiente para abastecer el consumo eléctrico mundial durante 39 días (o el de Brasil, durante cuatro años y ocho meses; o el de Paraguay, durante 183 años). El nuevo hito de producción acumulada, 3 mil millones de MWh, deberá alcanzarse recién en 2023, cuando la binacional salde la deuda contraída para su construcción.
Una marca histórica en el sector eléctrico mundial
En 2016, Itaipú Binacional fue la primera central hidroeléctrica del mundo en superar los 100 millones de megavatios-hora (MWh) de generación anual. Con un total de 103.098.366 MWh, la planta superó el récord de 98,8 millones de MWh establecido por las Tres Gargantas chinas en 2014, y recuperó el primer puesto mundial en producción anual de energía limpia y renovable. Itaipú es también la mayor central hidroeléctrica del mundo en términos de producción acumulada. Desde que comenzó a funcionar en mayo de 1984, ha generado más de 2.400 millones de MWh.
Sete Quedas, dos países y un interés
La construcción de Itaipú Binacional resolvió un impasse diplomático que involucraba a Brasil y Paraguay. Los dos países se disputaron la propiedad de un terreno en la región del Salto de Sete Quedas, un área ahora cubierta por el lago de la planta. El litigio comenzó en el siglo XVIII.
En 1750, España y Portugal firmaron el Tratado de Intercambio, la primera descripción detallada de la frontera. El texto, sin embargo, resultó impreciso al determinar los límites entre los territorios de la margen derecha del río Paraná. Un río, cuya desembocadura no se sabía con certeza si estaba por encima o por debajo de Sete Quedas, debía demarcar las tierras. Los tratados posteriores intentaron aclarar la cuestión, sin éxito.
La guerra en Paraguay alimenta el estancamiento
La Guerra del Paraguay (1865-1870) reabrió la controversia en torno a la frontera en la región de Sete Quedas. Según el Tratado de Paz (1872), los territorios debían dividirse por el río Paraná hasta Salto, y por la cumbre de la Sierra de Maracaju.
El documento obtuvo interpretaciones divergentes, porque, al acercarse al río, la Sierra de Maracaju se dividía en dos brazos, uno arriba y otro debajo de Sete Quedas. Luego de finalizar los trabajos de una comisión conjunta que debía detallar los límites entre ambos países, la demarcación se detuvo a 20 kilómetros de las cataratas, debido a desacuerdos entre las partes.
La solución al conflicto: unir fuerzas
La disputa por Sete Quedas se intensificó en la década de 1960. El descubrimiento del potencial hidroeléctrico del río Paraná volvió a poner a Brasil y Paraguay en rumbo de colisión. Pero, en lugar de medir fuerzas, los dos gobiernos tomaron una decisión acertada: unir fuerzas.
En 1962 se planteó por primera vez la idea de que los dos países se unieran para producir energía juntos. En 1965, el diálogo retrocedió con el desplazamiento de un destacamento militar brasileño a la zona en disputa. Ante la amenaza de una nueva guerra, Brasil y Paraguay intensifican la búsqueda de una solución diplomática. La inauguración del Puente de la Amistad alimentó el clima de cooperación al ofrecer la perspectiva de exportar productos paraguayos a través de territorio brasileño.
Acta de Iguazú firmada
El resultado de intensas negociaciones fue la Ley Iguazú, firmada el 22 de junio de 1966 por los Ministros de Relaciones Exteriores de Brasil, Juracy Magalhães, y del Paraguay, Sapena Pastor. La declaración conjunta expresó la voluntad de estudiar el uso de los recursos hidráulicos de ambos países, en el tramo del río Paraná “desde e inclusive el Salto de Sete Quedas hasta la desembocadura del río Iguazú”.
El lago cubre el área en disputa
El entendimiento diplomático allanó el camino para el inicio de los estudios técnicos. La solución propuesta por un consorcio de empresas extranjeras, que preveía la inundación de gran parte de la zona en disputa, puso fin a la disputa por los territorios en la frontera.
Itaipú, el resultado
La diplomacia logra un resultado concreto. En mayo de 1974, se formó la entidad binacional Itaipú para gestionar la construcción de la planta, estructurada como una “empresa internacional”. La solución jurídica encontrada está entre los aportes del jurista Miguel Reale. La disputa por la tierra en la frontera ha sido resuelta.
Sólo una pequeña porción del área en disputa no quedó inundada. Las tierras en cuestión fueron transformadas en reserva ecológica binacional, bajo conservación de Itaipú. El gobierno brasileño fue el responsable de obtener recursos para la obra. La financiación se proporcionó mediante créditos a corto plazo de instituciones financieras privadas y bancos estatales extranjeros. La deuda terminará de pagarse en 2023.
Argentina reacciona a la creación de Itaipú
El entendimiento entre Brasil y Paraguay para la construcción de Itaipú Binacional tensó las relaciones de ambos países con Argentina. Los argentinos temían que la planta dañara sus derechos e intereses sobre las aguas del río Paraná. La cuestión se convirtió en el tema de la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1972.
La solución llegó con la firma del Acuerdo Tripartito, entre Brasil, Paraguay y Argentina, el 19 de octubre de 1979. El documento determinaba reglas para el uso de los recursos hidráulicos en el tramo del río Paraná, desde Sete Quedas hasta la desembocadura del Río da Plata. Este acuerdo estableció los niveles de los ríos y las variaciones permitidas para los diferentes proyectos hidroeléctricos en la cuenca común a los tres países. Antes de finalizar la planta, llegó a su fin un complejo y exigente proyecto diplomático.
Descubren el potencial energético del río Paraná
Hasta la década de 1960 se realizaron varios estudios, de mayor o menor importancia, para evaluar el potencial energético de Sete Quedas. Antes de Itaipú Binacional, sin embargo, el único proyecto que se hizo realidad fue una pequeña central que utilizaba las aguas de una de las cascadas para iluminar la ciudad de Guaíra y una compañía militar.
En 1962, el gobierno brasileño encargó estudios sobre el uso hidroeléctrico de Sete Quedas y el largo cañón aguas abajo de las cataratas. La tarea estuvo a cargo del despacho del ingeniero Octávio Marcondes Ferraz. La propuesta final, que nunca fue llevada adelante, preveía una planta con una capacidad de 10.000 megavatios, para producir 67 millones de megavatios-hora por año, equivalente a tres veces el consumo de Brasil en ese momento.
Itaipú, una opción al petróleo
El año en que se firmó el Tratado de Itaipú, 1973, coincide con el estallido de la crisis global provocada por el aumento del precio del petróleo. Se intensifica la exploración de fuentes de energía renovables como forma de asegurar un desarrollo vigoroso para Brasil y Paraguay.
Itaipú Binacional es un hito para el sector eléctrico de ambos países. Anteriormente, los paraguayos sólo tenían una pequeña central hidroeléctrica, Icaray. Los brasileños están consolidando su opción por la energía producida a partir del aprovechamiento de la fuerza de los ríos. La planta prácticamente duplica la capacidad de generación de energía de Brasil. La potencia instalada, que era de 16,7 mil megavatios, suma ahora otros 14 mil megavatios. El proyecto es el tercero en el río Paraná, en territorio brasileño, y el primero en aguas paraguayas.
¿El precio de Itaipú?
mil dólares por kilovatio instalado
Las obras de construcción civil de Itaipú están a cargo de los consorcios Unicon y Conempa, mientras que el montaje electromecánico está a cargo de los consorcios Itamon y CIE. El costo de la planta es de aproximadamente 1.000 dólares por kilovatio instalado, o alrededor de 14.000 millones de dólares. El precio actualizado, con intereses e inflación en dólares del período, alcanza los US$ 16 mil millones.
Especialista en generar energía y batir récords
El sueño se convierte en energía. La primera rotación mecánica de una turbina ocurre el 17 de diciembre de 1983. Y, finalmente, Itaipú Binacional comienza a producir energía el 5 de mayo de 1984, cuando entra en operación la primera de las 20 unidades generadoras del proyecto. Se instalaron dieciocho unidades generadoras en el espacio de siete años.
En el primer año de actividad, 1984, se generaron 277 megavatios. Según el cronograma, se instalaron de dos a tres unidades por año. Las ventas de energía comienzan el 1 de marzo de 1985. El pico de participación de Itaipú Binacional en el mercado brasileño se alcanzó en 1997, con el 26% de la demanda del sector eléctrico del país satisfecha.
Un gigante capaz de iluminar el mundo
En 2000, Itaipú Binacional generó 93,4 mil millones de kilovatios-hora y estableció un nuevo récord mundial de producción. En 2004, cuando cumplió 20 años de actividad, la planta ya había generado energía suficiente para abastecer al mundo durante 36 días.
Con la finalización de su proyecto, Itaipú Binacional supera en 2.600 megavatios la potencia instalada de la hasta entonces segunda central hidroeléctrica del mundo, la Central Guri, en Venezuela. El desempeño de Itaipú Binacional es excepcional, incluso si se compara con la central china de las Tres Gargantas, entonces en construcción y proyectada para tener una generación de alrededor de 85 mil millones de kilovatios-hora/año.
Dos unidades generadoras más: la obra está terminada
Mayo de 2007. En el mes en que Brasil y Paraguay celebran el 33º aniversario de la firma del Tratado de Itaipú, entran en operación las dos últimas de las 20 unidades generadoras previstas en el proyecto de la usina. Con las 20 unidades generadoras en operación y el río Paraná en condiciones favorables, con precipitaciones normales en toda la cuenca, la generación podría llegar a los 100 mil millones de kilovatios hora.
Itaipú Binacional bate su propio récord, del año 2000, y establece una nueva marca global: 94.684.781 megavatios-hora (MWh) generados en el año.
El 8 de agosto, a las 18.55 horas, el mayor productor de energía eléctrica limpia y renovable del planeta alcanza la marca histórica de 2.000 millones de megavatios hora (MWh) producidos desde que la planta entró en funcionamiento en 1984. Toda esta megageneración sería suficiente para abastecer el consumo eléctrico mundial durante 39 días (o el de Brasil, durante cuatro años y ocho meses; o el de Paraguay, durante 183 años). El nuevo hito de producción acumulada, 3 mil millones de MWh, deberá alcanzarse recién en 2023, cuando la binacional salde la deuda contraída para su construcción.
Una marca histórica en el sector eléctrico mundial
En 2016, Itaipú Binacional fue la primera central hidroeléctrica del mundo en superar los 100 millones de megavatios-hora (MWh) de generación anual. Con un total de 103.098.366 MWh, la planta superó el récord de 98,8 millones de MWh establecido por las Tres Gargantas chinas en 2014, y recuperó el primer puesto mundial en producción anual de energía limpia y renovable. Itaipú es también la mayor central hidroeléctrica del mundo en términos de producción acumulada. Desde que comenzó a funcionar en mayo de 1984, ha generado más de 2.400 millones de MWh.
Itaipú, la piedra que canta
En 1973, técnicos recorrieron el río en barco en busca del mejor punto para la construcción de Itaipú Binacional. La ubicación se elige tras realizar estudios con el apoyo de un ferry. En el corazón de América del Sur, brasileños y paraguayos señalan un tramo del río conocido como Itaipú, que en tupi significa "la piedra que canta".
En ese lugar, había una isla, casi siempre sumergida, llamada Itaipú, justo después de un fuerte recodo del río, donde la corriente parecía medir fuerza con las quebradas y a pocos kilómetros de la confluencia con el río Iguazú. Los estudios indicaron un rendimiento energético excepcional para ese punto, debido a un largo cañón excavado por el río Paraná.
El ingeniero Corrado Piasentin recuerda la elección del lugar donde se construiría Itaipú.
El primer paso de una epopeya
La construcción de Itaipú Binacional – considerada una obra hercúlea por la revista “Popular Mechanics”, de Estados Unidos – comenzó en 1974, con la llegada de las primeras máquinas al futuro sitio de construcción.
En el segundo semestre de 1974 se estructuró el campamento pionero, con los primeros edificios de oficinas, almacén, cafetería, alojamiento y gasolinera, que aún existe en la actualidad. Se están mejorando los caminos de tierra que conducen al sitio de construcción.
Una ciudad llamada Itaipú
La región comienza a transformarse en un “hormiguero” humano. Entre 1975 y 1978 se construyeron más de 9.000 casas en ambas orillas para albergar a los hombres que trabajaban en el proyecto. Incluso se construye un hospital para atender a los trabajadores. En esa época, Foz do Iguaçu era una ciudad con apenas dos calles pavimentadas y alrededor de 20 mil habitantes. En diez años, la población aumentó a 101.447 habitantes.
En las obras, la primera tarea es cambiar el curso del río Paraná, retirando 55 millones de metros cúbicos de tierra y roca para excavar un desvío de 2 kilómetros. El ingeniero Gomurka Sarkaria es responsable del modelo de la presa, que se alivia mediante la gravedad y forma aberturas que se asemejan a la estructura de una catedral.
O "Paranazão" despede-se do leito
A Itaipu Binacional passa a ser uma realidade irreversível. A escavação do desvio do Rio Paraná termina dentro do prazo. Em 20 de outubro de 1978, 58 toneladas de dinamite explodem as duas ensecadeiras que protegiam a construção do novo curso.
O desvio tem 2 km de extensão, 150 metros de largura e 90 de profundidade. No mesmo dia, é assinado um contrato de US$ 800 milhões que garante a compra das turbinas e dos turbo-geradores. O novo canal permite que o trecho do leito original do rio seja secado, para ali ser construída a barragem principal, em concreto.
A Itaipu Binacional foi a única grande obra nacional a atravessar a fase mais aguda da crise econômica brasileira do final dos anos 1970, mantendo o status de prioridade absoluta. No domínio da construção civil, escavações e obras civis, a Itaipu atingiu um índice de nacionalização, considerado o parceiro brasileiro, de praticamente 100%. Na área de fabricação e montagem dos equipamentos, o índice de nacionalização nunca foi inferior a 85%.
Um prédio de dez andares por hora, o ritmo de Itapu
Começa uma nova e fervilhante etapa da construção de Itaipu Binacional: a concretagem da barragem. Num único dia, 14 de novembro de 1978, são lançados na obra 7.207 metros cúbicos de concreto, um recorde sul-americano, o equivalente a um prédio de dez andares a cada hora ou 24 edifícios no mesmo dia. A façanha só foi alcançada devido ao uso de sete cabos aéreos para o lançamento de concreto.
Todos os caminhos levam a Itaipu
A obra ganha contornos de uma operação bélica. Em 1980, o transporte de materiais para a Itaipu Binacional mobilizou 20.113 caminhões e 6.648 vagões ferroviários. Já a demanda por mão-de-obra provoca filas imensas nos centros de triagem dos consórcios.
Entre 1978 e 1981, até 5 mil pessoas eram contratadas por mês. Ao longo da obra, em função do extenso período de construção e da rotatividade da mão-de-obra, somente o consórcio Unicon cadastrou cerca de 100 mil trabalhadores. No pico da construção da barragem, Itaipu mobilizou diretamente cerca de 40 mil trabalhadores no canteiro de obras e nos escritórios de apoio no Brasil e no Paraguai.
Nem as estradas esperavam uma obra dessa grandeza
Com a concretagem quase pronta, a fase seguinte é a montagem das unidades geradoras. O transporte de peças inteiras dos fabricantes até a usina torna-se um desafio. A primeira roda da turbina, com 300 toneladas, saiu de São Paulo em 4 de dezembro de 1981 e chegou ao canteiro de obras somente em 3 de março de 1982.
Como a rede viária e algumas pontes existentes, diversas alternativas de trajeto não tinham condições de suportar o peso, a carreta que levava a peça teve de percorrer o caminho mais longo, com 1.350 km. O transporte das rodas de turbina ganharia agilidade posteriormente. O recorde foi de 26 dias de viagem entre a fábrica e a usina.
O Rio Paraná encontra um paredão de concreto, Itaipu
As obras da barragem chegam ao fim em outubro de 1982, mas os trabalhos na Itaipu não param. O fechamento das comportas do canal de desvio, para a formação do reservatório da usina, dá início à operação Mymba Kuera (que em tupi-guarani quer dizer “pega-bicho”). A operação salva a vida de 36.450 animais que viviam na área a ser inundada pelo lago. Devido às chuvas fortes e enchentes da época, as correntezas do Rio Paraná levaram 14 dias para encher o reservatório. A lâmina de água soma 135 mil hectares, ou quatro vezes o tamanho da Baía da Guanabara.
As obras da barragem chegam ao fim em outubro de 1982, mas os trabalhos na Itaipu não param. O fechamento das comportas do canal de desvio, para a formação do reservatório da usina, dá início à operação Mymba Kuera (que em tupi-guarani quer dizer “pega-bicho”). A operação salva a vida de 36.450 animais que viviam na área a ser inundada pelo lago. Devido às chuvas fortes e enchentes da época, as correntezas do Rio Paraná levaram 14 dias para encher o reservatório. A lâmina de água soma 135 mil hectares, ou quatro vezes o tamanho da Baía da Guanabara.
Adeus às Sete Quedas, bem-vinda a luz
O enchimento do reservatório interfere na vida de milhares de pessoas que habitam nas margens do Rio Paraná entre Foz do Iguaçu e Guaíra. Os moradores de Foz veem o rio esvaziar a jusante da barragem, por causa do fechamento das comportas, enquanto Guaíra lamenta o alagamento das Sete Quedas, habitam as margens.
Moradores de Guaíra realizam protestos e artistas prestam homenagem aos saltos que acabam encobertos pelo reservatório. Ansiosos por se despedir das Sete Quedas, 32 turistas morrem em janeiro de 1982 com a queda de uma passarela sobre o rio. Ao longo da faixa de 170 quilômetros, submersos entre Foz do Iguaçu e Guaíra, 8.519 propriedades urbanas e rurais são alagadas na margem brasileira, e os donos indenizados. O município de Guaíra passa a receber royalties da Itaipu pelo alagamento.
© 2025 Itaipu Binacional
Reservados todos los derechos
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