La guaireña Sady Patricia Cáceres Ríos, de 23 años, concluyó con honores la carrera de Odontología en la Universidad Católica – filial Villarrica. Es becaria de la convocatoria 2017 del Programa de Becas Universitarias ITAIPU, gestionado por la Asesoría de Responsabilidad Social. La joven aseguró que sin la beca le hubiera sido imposible estudiar la carrera, ya que es costosa; no solo por lo que implica el pago de cuotas sino por los materiales que se deben adquirir en los años de formación para la práctica con los pacientes.
Su familia está compuesta por otros dos hermanos que también cursaban sus respectivas carreras en universidades privadas cuando a ella le tocó el turno iniciar sus estudios universitarios. Según comentó Sady, para su mamá, de profesión docente, iba a ser prácticamente imposible solventar todos los gastos. “El horario de clases impide que uno pueda trabajar y estudiar a la vez. Sin la beca de ITAIPU, mi anhelo de ser odontóloga habría sido solo eso, un sueño”, remarcó.
Entre las anécdotas que le vienen a la memoria a lo largo de estos años de formación, la flamante odontóloga comentó durante una entrevista para el Diario ITAIPU Electrónico (DIE) que muchas veces tuvo que sacrificar su viático (el dinero que le daba su mamá para el almuerzo o la cena) para comprar algún material o para pagarle su pasaje a algún paciente.
La nueva profesional admitió que muchas veces sentía que no pertenecía a ese ambiente académico, porque sus compañeros tenían un buen pasar; sin embargo, sostuvo que pese a haberle costado el doble, era la mejor en cuanto a rendimiento académico.
“Es ahí cuando me convencía que sí era el lugar dónde yo tenía que estar; mi talento y mi vocación estaban ahí; solo tenía que esforzarme un poco más que los demás”, dijo emocionada y agradecida a Dios por este logro.
Otra situación que le marcó fue que el día 1 en la universidad se cruzó con una becaria que estaba culminando la carrera y le dijo, "no sabes dónde te estas metiendo". “Fue poco motivador, todo lo que un becario necesita es que le motiven y alienten. Por eso, siempre aliento a otros, cuando sienten que ya no pueden más, piensen; si Sady pudo, yo también puedo”, acotó.
Durante la pandemia, la joven profesional comentó que también tuvo que sortear todo tipo de vicisitudes; pues, como vive en una zona rural no hay buena señal de internet y con mucho humor comentó: “tenía que subirme sobre el corral para dar las clases, cuando exponía se escuchaba al gallo, a la vaca”, recordó. Añadió que cuando hacía un frío intenso, se abrigaba con una frazada para estar al aire libre conectada a su clase a las 7 a. m. “Mis docentes y compañeros son testigo. Rendir era una tortura, pero ahora todo queda en la memoria”, señaló.
Instó a los becarios activos que no se dejen estar, que prioricen su estudio antes que las fiestas. “Tampoco dejen de lado su salud mental, eso es lo primordial. Cuando ya no den más, piensen cuántos jóvenes quisieran tener esa oportunidad que ustedes están teniendo”, precisó.
A modo de retribución a la sociedad por la ayuda otorgada para cursar su carrera universitaria, Sady mencionó que su idea es, en un futuro, cuando ya cuente con los recursos necesarios, brindar atención odontológica a las personas de escasos recursos, especialmente a los niños de su comunidad, que difícilmente pueden acudir al odontólogo.