Luego de sucesivas reuniones y arduas tratativas entre los cancilleres de Paraguay y Brasil, el 22 de junio de 1966 se firmó el Acta de Yguazú. El documento, suscripto entre ambos países es considerada la “piedra angular” para la edificación de la Central Hidroeléctrica ITAIPU, lo que siete años más tarde, en 1973, se consolidaría con la rúbrica del Tratado.
Para el efecto, hace 59 años se reunieron en Puerto Presidente Stroessner (hoy Ciudad del Este) y en Foz de Yguazú, el Dr. Raúl Sapena Pastor, ministro de Relaciones Exteriores del Paraguay; y el embajador Juracy Magalhaes, ministro de Relaciones Exteriores del Brasil. El encuentro tenía como fin fortalecer las relaciones bilaterales, considerando las divergencias limítrofes que existían en aquella época.
Después de haber mantenido varias entrevistas de carácter personal y otras con la presencia de sus respectivas delegaciones, los ministros de Relaciones Exteriores acordaron suscribir el instrumento diplomático que fue denominado el Acta Final o Acta de Foz de Yguazú (o también Acta de las Cataratas), según recuerda el Ing. Enzo Debernardi en su libro “Apuntes para la historia política de ITAIPU” (Pág. 73). Agrega que (…) “mediante dos de los párrafos de ese documento se plantó la semilla que luego fructificó en ITAIPU”.
El acta ayudó a subsanar las discrepancias y plasmó el deseo de “reafirmar la tradicional amistad entre los dos pueblos hermanos”. Además, el instrumento dejó constancia que los cancilleres “expresaron el vivo deseo de superar, dentro de un mismo espíritu de buena voluntad y de concordia, cualesquiera dificultades o problemas, encontrándoles soluciones compatibles con los intereses de ambas naciones”.

Por tal motivo, en el Acta de Yguazú se “proclamó la disposición de sus respectivos Gobiernos de proceder, de común acuerdo, al estudio y evaluación de las posibilidades económicas, en particular de los recursos hidráulicos, pertenecientes en condominio a los dos países, del Salto del Guairá o Salto Grande de las Siete Caídas”.
Con la firma de aquel histórico acuerdo se dio inicio al estudio para la construcción de la mayor productora de energía hidroeléctrica del mundo y que en nuestros días rompe récords de generación.
Edificada por paraguayos y brasileños, la Central Hidroeléctrica de ITAIPU se convirtió en una de las siete maravillas de la ingeniería moderna del planeta. Actualmente, la usina abastece a casi el 80% del consumo de Paraguay y suministra más del 6,7% de toda la energía que demanda el mercado eléctrico del Brasil.